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Cuestión

Buenas noches

Esta vez no hubo preguntas, sino sólo felicitaciones y agradecimiento. En las últimas semanas me he instruido, leyendo tantas respuestas del capítulo «escatología» y del capítulo «evo». Son temas extremadamente fascinantes para mí.

Desgraciadamente, durante mucho tiempo sólo fui católico de nombre, luego desde 2004, gracias a la conversión, empecé a tomar mi fe en serio. En mi vida anterior el mayor interés que tenía era el fútbol, que me parecía la cosa más bonita del mundo. Ahora estudiando el tiempo, la época, los cuerpos celestes, la Trinidad, el alma, me parece que el fútbol es a la vez….. lo que es, es decir, un pasatiempo. La belleza de nuestra doctrina me gusta transmitirla a los chicos en la catequesis para mostrarles que hay algo inmensamente más fascinante que su teléfono móvil.

En el pasado, en Radio María ya había escuchado al padre Roberto Coggi y a Vincenzo Benetollo. Gracias a los dominicanos por lo que hacen. Con ellos siempre tengo la sensación de caminar seguro en cuanto a la doctrina, y al razonamiento correcto. Los imagino como guerreros que en lugar de espadas tienen libros y pluma para estudiar y desentrañar los misterios de la fe y la vida.

Gracias

Marco


Respuesta del sacerdote

Querido Marco,

1. Su correo electrónico me da la oportunidad de recordar un sueño que la madre de Santo Domingo tuvo incluso antes de concebirlo. El Beato Jordán de Sajonia, primer sucesor de Santo Domingo al frente de la Orden, lo cuenta en el Libellus de principiis Ordinis preparado para la canonización del Santo. La beata Juana de Aza (así se llamaba la madre de Santo Domingo) vio salir de su vientre a un perrito manchado de blanco y negro con una antorcha encendida en la boca y correr por el mundo prendiéndolo fuego. El Beato Giordano comenta: «Esto presagiaba que concebiría un insigne predicador que, con el aullido de la sagrada doctrina, despertaría a las almas dormidas en el pecado, difundiendo por todo el mundo aquel fuego de caridad que el Señor Jesús había venido a traer a la tierra»(n. 5).

2. Ese perrito con una antorcha encendida pronto se convirtió en uno de los símbolos de la Orden Dominicana y llegó a significar la propia fidelidad del perro a su amo y a su hogar. Algunos han señalado que el perro no gozaba de buena reputación en la Biblia. 

En el Antiguo Testamento el perro está catalogado entre los animales impuros. En el Nuevo Testamento es un símbolo despreciativo. Jesús advierte: «No den las cosas sagradas a los perros» (Mt 7,6). San Pablo dice a su vez: «Cuidado con los perros, cuidado con los malos obreros, cuidado…». (Fil 3:2).

En el Apocalipsis, los excluidos del Paraíso son llamados perros: «Afuera quedarán los perros y los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todos aquellos que aman y practican la falsedad» (Ap 22,15).

3. Podría decirse, aunque sea un poco atrevido, que con el sueño de la beata Juana de Aza el perro se rehabilita entre los cristianos (también se había rehabilitado antes) y se convierte en el compañero fiel y presto del cazador en busca de caza. A una señal silenciosa del amo, y más a menudo por instinto, el perro ladra para defender tanto al amo como a su casa. A veces no sólo aúlla, sino que se lanza contra el enemigo, incluso a costa de tirarse al agua y luchar.

San Agustín ya había gastado una buena palabra en favor de este animal doméstico. Dice que los perros «velan y por la Casa y por el Amo y por el rebaño y por el pastor» (Vigilant enim et pro Domo et pro Domino et pro grege et pro pastore» (Epístola 159, A Paulino, cap. 1).

4. La fidelidad al Señor, a la doctrina, a la Iglesia, al bien sobrenatural de las almas ha acompañado a la Orden Dominica en su conjunto. Tal vez sea aventurado decir que para los dominicos es una gracia de Estado. Pero ese perrito simboliza bien el papel de esta Orden y de sus frailes.

El hecho de que haya pasado a formar parte del escudo de la Orden no sólo hace referencia a un episodio familiar (el sueño de la beata Juana), sino que es un recordatorio para todos de que hay que ser lo que uno debe ser: Domini canes (perros del Señor) como pronto se dijo jugando con la asonancia entre la palabra Dominicos y Domini canes.

Al igual que los perros son todos pro Domo et Domino (para la casa y para el amo), los dominicos, según una ingeniosa expresión, son también todos pro Domo et Domino, es decir, para la Iglesia (almas) y para su Señor.

Le agradezco la estima que tiene por nuestra Orden. Sin duda ha dado mucho a la Iglesia y esperamos que siga haciéndolo. Santa Teresa de Ávila, que era carmelita, decía que la daría hasta el fin del mundo.

Te encomiendo al Señor y te bendigo.

Padre Angelo