Questo articolo è disponibile anche in: Italiano Inglés Español Alemán Portugués

Querido Padre Angelo,
mi pregunta es la siguiente: es posible tener la absoluta certeza de que existe la vida eterna (paraíso, purgatorio e infierno)?
Si es así, ¿de qué manera (en el sentido, en virtud de qué podemos tener esa certeza)?
Siempre he creído y todavía creo, pero en los últimos meses me han surgido dudas a las que no siempre puedo responder con seguridad.
Espero que Usted pueda ayudarme, desde ahora, le agradezco mucho


Respuesta del sacerdote

Querido Alessandro,

1. estamos absolutamente seguros acerca de las realidades últimas de la vida del hombre: infierno, paraíso, purgatorio.
¿Por qué lo estamos?
Pues porque lo ha dicho Jesucristo, que es Dios y se hizo hombre también para hablarnos y revelarnos estas verdades.

2. Ningún hombre en virtud de su propia razón puede afirmar que el destino del hombre sea el de ver a Dios cara a cara.
Debemos recordar que el hombre está en el orden natural y Dios en el sobrenatural. Justamente es esta la razón por la que San Pablo dice que Dios “habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver” (1 Tm 6, 16). 

3. Jesucristo, en cuanto Dios, es el creador del hombre, sabe muy bien por qué razón lo ha creado. Es el único que tiene competencia para poder hablarnos del destino trascendente del hombre.
Aquel que nos instruye acerca de nuestro futuro no es uno cualquiera, sino que es “nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús” (Tit 2, 13), es Aquel que  “está por encima de todo, Dios bendito eternamente” (Rm 9, 5).

4. Acerca del paraíso he aquí lo que dice: «Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo» (Jn 17, 24).
Con su muerte y su Resurrección Jesucristo nos “abrió” el cielo.
La vida de los moradores del cielo reside en que poseen plenamente  los frutos de su Redención.

5. Acerca del Infierno he aquí lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica: Jesús habla con frecuencia de la «gehenna» y del «fuego que nunca se apaga»  reservado a los que, hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse , y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo. Jesús anuncia en términos graves que «enviará a sus ángeles que recogerán a todos los autores de iniquidad, y los arrojarán al horno ardiendo» , y que pronunciará la condenación: «¡Alejaos de mí malditos al fuego eterno!»(CIC 1034).

6. Sobre el Purgatorio tenemos una afirmación indirecta en Mt 12, 31 cuando el Señor dice que la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada en este mundo ni tampoco en el futuro.
De esta afirmación  se deduce que ciertas culpas pueden ser perdonadas en este mundo y otras en el mundo futuro, como comenta San Gregorio magno (Diálogos 4, 39).

7. Sería raro que Quien nos creó no nos hubiese revelado el motivo.

Con el deseo de que tú puedas alcanzarlo, te bendigo y te aseguro mi recuerdo en la oración.
Padre Angelo