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Buenas noches, padre,

Me gustaría saber a qué se refiere San Pablo en Romanos 8:26-27. Escuché esta frase durante una misa y me llamó mucho la atención. ¿En qué sentido intercede el Espíritu por nosotros?

Le agradezco tu servicio. Y te recuerdo en la oración


Querida,

Para beneficio de nuestros visitantes, cito los dos versículos de San Pablo en su totalidad: «Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero es Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.» (Rm 8,26-27).

2. Santo Tomás, comentando estos versos, observa que la afirmación de San Pablo parece falsa porque no es cierto que no sepamos qué pedir. De hecho, Jesús nos enseñó a rezar con el Padre Nuestro, que contiene todas las preguntas que podemos hacerle. Del mismo modo, sabemos rezar de forma adecuada, porque Santiago dice: «Pero pedid con fe, sin vacilar» (St 1,6).

3. Sin embargo, si esto es cierto en general, no sabemos si lo que pedimos en el caso particular está de acuerdo con la voluntad de Dios, porque en el libro de los Proverbios leemos: » Hay caminos que parecen rectos, pero al final son caminos de muerte.» (Prv 14,12) o si se pide con la debida disposición, como le ocurrió a la madre de los hijos de Zebedeo, que, aunque pidió algo hermoso (cf. Mt 20,20) podría parecer que lo pidió por una especie de presunción o superioridad sobre los demás.

4. Santo Tomás observa también que «interceder es propio de los inferiores» (Comentario a Rom 8,26). Y el Espíritu Santo no es en absoluto inferior al Padre. «Por eso debemos entender que intercede en el sentido de hacernos pedir, como también en Gn 22,12 leemos: «Ahora sé que temes al Señor, en el sentido de: te he dado a conocer». Porque Dios lo sabe todo de antemano y sólo hace preguntas para que seamos conscientes de ellas.

5. El Espíritu Santo nos hace pedir porque provoca en nosotros deseos justos. Y los deseos justos provienen del amor, o, mejor dicho, de la caridad que obra en nosotros. Como a veces sufrimos la demora en la concesión de lo que pedimos, San Pablo añade con gemidos. Y dice que son inexpresables porque son indecibles a causa de la gloria celestial que se invoca o también porque, viniendo del Espíritu Santo, no pueden ser descritas suficientemente por nuestro corazón.

6. La Biblia de Jerusalén escribe de forma breve pero muy hermosa en Romanos 8,27: «La oración cristiana tiene su fuente en el Espíritu y Pablo (…) garantiza su eficacia por la presencia del Espíritu de Cristo que nos hace orar como un hijo, mientras que Cristo mismo, a la derecha del Padre, intercede por nosotros y el Padre concede respuestas sobreabundantes».

te agradezco muy sinceramente el recuerdo en la oración, que correspondo con gusto, añadiendo una bendición.

Padre Ángelo