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Buenos días Padre Angelo,
Tengo dos preguntas que hacerle, una sobre la Santa Misa y la otra sobre una duda sobre un pecado venial/mortal.
La primera es: en mi parroquia por la mañana se celebra la Santa Misa sólo con Laudes (somos muy pocos), mientras que por la tarde es completa.
¿Qué diferencia hay ante Dios? ¿Es mejor asistir a la Santa Misa por la tarde o es lo mismo? ¿Ganaría más mérito escuchando la Santa Misa por la tarde?
La segunda pregunta es: una vez al mes mi madre me pide que vaya de compras para los pobres con un presupuesto predefinido, pero muchas veces lo supero en el doble o incluso más, y cuando sucede (si ella se da cuenta) se enoja.
O otras veces tomo dinero sin decir nada y se lo doy a los pobres.
¿Esto se considera robo? ¿Estoy en pecado mortal si hago esto?
Gracias.
Respuesta del sacerdote
Querido,
1. Me alegra que en tu parroquia la Liturgia de las Horas se celebre tanto por la mañana como por la tarde: por la mañana con laudes y por la tarde con vísperas.
Es hermoso ver a la comunidad cristiana orar junta todos los días, incluso fuera de la Misa.
En la celebración de Laudes y Vísperas, Jesús ora junto con su Iglesia y eleva su oración de alabanza y acción de gracias a Dios.
2. El Papa Juan dijo de esta oración que es “el gran poema divino ofrecido al canto de la humanidad redimida por Cristo Jesús”. Y por eso mismo es “de una alegría incomparable y alentadora” y “un anticipo de la conversación celestial que os espera en la Iglesia de los santos”.
3. Cuando se reza con esa oración, se cumple lo que San Juan vio en el cielo y que describió en el Apocalipsis: “Y vino otro Ángel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos” (Ap 8,3-4).
Por tanto, vuestra oración se enriquece con el olor de los aromas traídos por los Ángeles y la hace particularmente agradable a Dios.
Y llega a vosotros como fuente de gracia y de consuelo.
4. Sin embargo, para ser precisos en los términos y también en la realidad, lo que se celebra por la mañana no es misa. Es la celebración de las Laudes de la Mañana.
Mientras que, por la tarde, junto a la celebración de las Vísperas se celebra también la Santa Misa.
Ahora bien, la Santa Misa tiene una calidad incomparablemente superior a todas las oraciones que se pueden ofrecer, porque hace presente a Jesús en el altar en el acto supremo de su sacrificio en la cruz.
Lo hace presente para producir en beneficio de los presentes lo que produjo el sacrificio de Jesús en la cruz.
No hay mayor acto de adoración que este.
5. Esto es tan cierto que el Concilio de Trento pudo decir que “ninguna otra acción realizada por los fieles cristianos es tan santa y divina como este misterio tremendo en el que cada día se deposita la hostia vivificante, por la cual hemos recibido reconciliada con Dios Padre, los sacerdotes la sacrifican a Dios en el altar”.
El Cura de Ars decía que “todas las buenas obras juntas no equivalen al santo sacrificio de la Misa, ya que son obra de los hombres, mientras que la Misa es obra de Dios.
Incluso el martirio no es nada en comparación: es el sacrificio que el hombre hace a Dios de su propia vida: la Misa es, sin embargo, el sacrificio que Dios hace al hombre de su Cuerpo y de su Sangre” (A. Monnin, Espíritu del Cura de Ars, pág.80).
6. San Alfonso de Ligorio sostiene también la misma opinión: “Dios mismo no puede asegurar que haya en el mundo una acción mayor que la celebración de una Misa.
Todos los sacrificios antiguos, con los que tanto se honraba a Dios, eran sólo una sombra y una figura del Sacrificio del altar.
Todos los honores que los ángeles siempre le han dado y le darán con sus respetos, y todos los honores que los hombres le han dado y le darán con sus obras, con sus penitencias y sus mártires, no pudieron ni podrán dar tanta gloria al Señor como le da una sola Misa. Porque si bien todos los honores de las criaturas son honores finitos, el honor que recibe Dios en el Sacrificio del altar, ofreciéndose una víctima de valor infinito, es un honor infinito” (Sacerdote, escúchame, p. 162).
7. Mi consejo es participar en ambas celebraciones.
Pero si tuviera que lidiar con el tiempo, te diría que participes en la celebración de la tarde, porque allí también hay misa y puedes comulgar.
¡Cuántas gracias traes a casa con la participación en la Santa Misa y la Sagrada Comunión!
8. Pasando ahora a la segunda pregunta, mientras por un lado doy gracias a Dios que te ha dado un corazón tan bueno y sensible hacia las necesidades de los pobres, por otro debo decirte que debes obedecer a tu madre, porque en este campo es ella quien manda.
No temas perder algo por obedecer a tu madre porque la negación de tu voluntad en este acto de obediencia es muy aceptable ante Dios.
Leemos en la Sagrada Escritura: ¿Quiere el Señor holocaustos y sacrificios o quiere que se obedezca su voz? La obediencia vale más que el sacrificio; la docilidad, más que la grasa de carneros.” (1 Sam 15,22).
9. Esta desobediencia a tu madre ciertamente no es un pecado grave.
Pero obedécele generosamente en la convicción de que ese acto de obediencia procura a los pobres por otros medios muchas más gracias de las que podrías dar materialmente.
Con la exhortación de mantener siempre así tu corazón, te bendigo y me acuerdo de ti en la oración.
Padre Angelo