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Querido Padre Ángelo o Bellon,

Le escribo a propósito de una pregunta que me ha surgido en los últimos días: estoy viviendo en China por motivos de trabajo, y un ciudadano chino, amigo de un conocido, con numerosos problemas personales, ha expresado el deseo de recibir el bautismo. Al no confiar en la comunidad cristiana de China (no sé si por miedo a su seguridad), primero preguntó en privado a mi conocido si podía bautizarle, pero él se negó porque su religión (cristiana copta) no lo permite. Desconozco con exactitud las condiciones en las que un laico puede administrar el bautismo a alguien que lo desee aunque sé que es posible en casos de «necesidad». 

Esta persona que desearía el sacramento está gravemente deprimida y tiene un serio problema con el alcohol, además de que el mero hecho de ser cristiano en China no está del todo bien visto. Como cristiano católico bautizado, ¿sería posible bautizar personalmente a esta persona? Antes de hacer las cosas a mi manera, se lo pregunto…

Muchas gracias por su disponibilidad, preferiría una respuesta exclusivamente privada si es posible.

Saludos cordiales,

Lorenzo

Respuesta del sacerdote

Querido Lorenzo,

1. el Código de Derecho Canónico dice que «en caso de necesidad, cualquier persona que tenga la debida intención» puede administrar el bautismo (canon 861.2).

El canon siguiente dice: «Exceptuando el caso de necesidad, a nadie es lícito bautizar en territorio ajeno sin la debida licencia, ni siquiera a sus súbditos.» (canon 862). 

2. Hay necesidad cuando la persona que debería recibir el bautismo está en peligro de vida o, peor aún, a punto de morir.

3. Ahora bien, la persona que pide el bautismo no se encuentra en estado de necesidad.

De ahí que deba aplicarse en este caso el canon 862, que, como hemos visto, establece que el bautismo sólo puede administrarse con la debida licencia.

4. Esta licencia sólo puede darla el ordinario del lugar de la persona que recibe el bautismo.

5. ¿Qué hacer, puesto que en su caso no existe el estado de necesidad?

Recuerda que, junto al bautismo de agua y sangre, existe también el bautismo de deseo. Y si este deseo va acompañado del arrepentimiento sincero de los propios pecados, ya le lleva a uno a la gracia de Dios.

6. Además, al hacer el bautismo a su debido tiempo, se tiene la oportunidad de hacer la debida catequesis, de tener un conocimiento adecuado de la verdad que hay que creer y de los compromisos que hay que asumir.

7. Por último, con el bautismo realizado de forma ordinaria, uno se incorpora a la comunidad eclesial para que, en la medida de sus posibilidades, viva en la Iglesia y para la Iglesia.

Vivir en la Iglesia significa reunirse con otros, rezar y escuchar la predicación sagrada en forma comunitaria, participar con otros en la Eucaristía…

«Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo» (1 Cor 12,13).

Por tanto, prepara a esta persona para el bautismo rezando juntos, enseñándole a rezar, leyendo la Palabra de Dios y catequizándola.

Te deseo lo mejor, te bendigo y te recuerdo en la oración.

Padre Ángelo