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Querido Padre Angelo,

Querría preguntarte: ¿cuándo nació la Iglesia exactamente?

¿El día de Pentecostés o antes?

Gracias de antemano por su respuesta.


Respuesta del sacerdote

Muy Querido,

Sobre la fundación de la Iglesia debemos decir tres cosas: Jesucristo la prometió, Jesús la fundó, Jesús la manifestó.

1. En primer lugar la prometió cuando dijo a Pedro: «Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella»» (Mt 16,18).

La palabra Iglesia entre los evangelistas es usada solo por Mateo y dos veces.

La primera en el versículo que acabo de citar, la segunda en Mateo 18,17 cuando Jesús dice: “Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano».

En el texto griego, que es el original del Evangelio, se encuentra la palabra «ecclesìa», Iglesia, en lugar de comunidad.

Iglesia significa comunidad, asamblea, convocatoria.

2. ¿Cuándo fundó Cristo la Iglesia?

Esto es lo que dice el Concilio Vaticano II en Lumen gentium, que es la constitución dogmática sobre la Iglesia: «Pues nuestro Señor Jesús dio comienzo a la Iglesia predicando la buena nueva, es decir, la llegada del reino de Dios prometido desde siglos en la Escritura (LG 5 ).

Y: «este reino brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo.» (LG 5).

Por lo tanto, se podría decir que fundó la Iglesia progresivamente.

Incluso antes de hacerla visible a través de un grupo de personas, la funda en el corazón de quienes escuchaban su predicación.

3. Entre las obras con las cuales Cristo instituyó la Iglesia como comunidad dotada de estructura propia, está la elección de los 12 Apóstoles con Pedro a la cabeza.

He aquí lo que leemos en el Evangelio de Marcos: “Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.” (Mc 3,13-19). Aquí la iglesia se hace visible por primera vez con su estructura.

Él los estableció como un colegio.

Por eso se dice que la Iglesia fue constituida jerárquicamente.

Visiblemente este fue el primer núcleo.

4. Sin embargo, no se debe olvidar que la Iglesia nació antes que nada del corazón de Cristo y de su voluntad de entregarse totalmente a los hombres.

Entonces, en la sangre y el agua que brotaron del costado de Cristo colgado en la cruz, los Santos Padres vieron con razón el nacimiento de la Iglesia.

Y comentaban lo siguiente: así como del costado de Adán que dormía Dios extrajo a Eva de una de sus costillas, así del costado de Cristo -el nuevo Adán «durmiente en la cruz»- extrajo la Iglesia, su esposa mística.

5. En un tercer momento Jesús manifestó públicamente la Iglesia a la multitud de los hombres en el día de Pentecostés.

El Concilio Vaticano II dice: “Consumada la obra que el Padre encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (cf. Jn 17,4), fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a fin de santificar indefinidamente la Iglesia (LG 4)”

Y en el decreto Ad Gentes sobre la vocación misionera de la Iglesia, el mismo Concilio afirma: “descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés, para permanecer con ellos eternamente (Cf. Jn., 14,16), la Iglesia se manifestó públicamente delante de la multitud, empezó la difusión del Evangelio entre las gentes por la predicación” (AG 4).

6. Para concluir, me gusta recordar que la naturaleza misionera de la Iglesia enviada por Cristo a todos los pueblos para hacerlos sus discípulos se desprende precisamente de la palabra Iglesia, que significa convocatoria: «Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt 28, 19-20).

Con el deseo de que siempre seas hijo de la Iglesia, como expresó con orgullo Santa Teresa de Ávila en su lecho de muerte, te bendigo y te recuerdo en la oración.

Padre Angelo