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Querido Padre Angelo,

Gracias por Su Bendito Servicio, desde hace tiempo necesito entender cómo la expiación en la tierra por los pecados puede reducirse y sobre todo cuándo hay un sincero y dolido arrepentimiento con consiguiente Confesión por los errores cometidos en el pasado y sin plena advertencia o total conciencia. Básicamente ¿hay prácticas sentidas de oración (lágrimas de arrepentimiento) u obras que reducen la debida expiación en la tierra? ¿Y el constante deseo de dejar esta vida terrenal y ver a Dios puede considerarse expiación o qué? Gracias por su respuesta tan deseada. Jesús y María le bendigan profusamente. Adveniat Regnum Tuum

Caterina



Respuesta del sacerdote

Querida Caterina,

1. como todas las acciones de Cristo tuvieron carácter de expiación y mérito, así ocurre para nosotros que estamos injertados en Cristo por el bautismo. Todas nuestras acciones cumplidas en gracia de Dios, es decir en caridad y de manera recta, son al mismo tiempo de expiación y de mérito.

2. El problema procede del hecho de que también nuestras acciones cumplidas en gracia de Dios no siempre son perfectas. Hay muchas pequeñas miserias que contaminan. 

3. Por esta razón necesitamos darnos a la divina misericordia que purifica todo. Este abandono tiene que ser real, porque solo así es eficaz. 

4. Entonces el primer medio que el Señor mismo nos ha dado para expiar nuestros pecados es el santo sacrificio de la Misa. Durante esta celebración el Señor se hace presente en el altar con su sacrificio de expiación. Está ansiando poder concedernos sus méritos expiatorios. Nada vale tanto como la participación cotidiana a la Santa Misa para nuestra santificación y nuestra purificación. 

5. Después del sacrificio de la Misa para expiar nuestros pecados aún más en profundidad, el Señor nos ha dado el sacramento de la penitencia, la confesión. Es el sacramento de la sanación cristiana. Juan Pablo II en Reconciliatio et Paenitentia dice que las penitencias impuestas por el sacerdote confesor “recuerdan que también después de la absolución queda en el cristiano una zona de sombra, debido a las heridas del pecado, a la imperfección del amor en el arrepentimiento, a la debilitación de las facultades espirituales en las que obra un foco infeccioso de pecado, que siempre es necesario combatir con la mortificación y la penitencia. Tal es el significado de la humilde, pero sincera satisfacción” (RP 31, III; https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_02121984_reconciliatio-et-paenitentia.html).

6. Además tenemos las indulgencias, sobre todo las plenarias, que alcanzan su efecto solo si por nuestra parte queremos la separación con todo tipo de pecado, incluso el venial.

7. Algunas de las oraciones, como los siete salmos penitenciales, también favorecen la expiación de nuestros pecados. No se requieren lágrimas especiales. Más que el dolor sensible, que no puede generarse simplemente con una orden de nuestra voluntad, hace falta también el dolor espiritual, que lleva al desprecio de los pecados cometidos con el propósito de no hacerlos nunca más. Entre las varias oraciones es beneficiosa también la práctica del Santo Rosario dicho con esta precisa intención: para expiar nuestros pecados. De hecho, como puede decirse en sufragio de nuestros difuntos, así también se puede formular en expiación de nuestros pecados.

8. Por último benefician las limosnas. La Sagrada Escritura dice “con agua se apaga el fuego, y con la ayuda a los pobres se gana el perdón de Dios” (Eclesiástico 3,30 en la versión de www.biblegateway.com).

9. No sé si el constante deseo de dejar esta tierra para ver a Dios puede ser expiatorio de los pecados. En cambio sé que la Iglesia propone una oración que el sacerdote puede formular antes de celebrar la Misa: “El Señor omnipotente y misericordioso nos conceda la alegría y la paz, la corrección de la vida, el tiempo para una verdadera penitencia, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo, la perseverancia en las buenas obras” (traducido por el traductor).

10. El deseo de ver a Dios puede incluirse en todas aquellas buenas acciones que son al mismo tiempo de expiación y de mérito. Pero sobre todo favorece la conformidad de nuestra vida a la voluntad de Dios en especial cuando somos llamados a vivir los misterios dolorosos de nuestra existencia

Te devuelvo las grandísimas felicitaciones, te bendigo y te recuerdo en la oración

Padre Angelo