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Pregunta
Reverendísimo Padre Angelo,
en un sitio web de oraciones de inspiración salesiana, en la sección «Sacramentales», se habla de los medallones «Agnus Dei» hechos con la cera de las iglesias de Roma y bendecidos por el Papa cada siete años o cuando el mismo Papa lo retiene oportuno.
Según afirma el sitio, tienen muchas propiedades: ¿Usted conoce este sacramental? ¿Qué opina?
Gracias por el tiempo que me dedicará.
Antonia María
(Sr. Rosa María O.P. en la Fraternidad Laical)
Respuesta del sacerdote
Querida Antonia María (sr. Rosa),
1. sí, existe esta tradición del Agnus Dei.
Se trata de medallones de cera blanca, redondos u ovalados, en los que se representa al Cordero de Dios de pie, cargando la cruz, o acuclillado junto a ella.
2. El origen del Agnus Dei no es del todo claro.
Según algunos, se habrían dado como recuerdo del bautismo el día en que se deponía la vestidura blanca recibida en la noche del Sábado Santo.
Ese día era el del domingo “in Albis”, que hoy también es llamado “de la divina misericordia”.
3. Según otros, fueron instituidos por el Papa Zósimo en el siglo IV para sustituir a los amuletos, a los que los paganos atribuían virtudes capaces de preservar del mal.
4. Como los fieles solían tomar fragmentos del cirio pascual del año anterior para la devoción, se difundió la idea de mezclarlos con otra cera cualquiera para hacer los medallones.
Desde el siglo XVI, los mismos Papas los bendicen el primer día de su pontificado y cada siete años, preferentemente el Viernes Santo.
Hoy la cera de los medallones se toma de las velas ofrecidas al Papa el día de la Candelaria por los párrocos de Roma y por los institutos religiosos
5. Las largas oraciones de bendición se cuentan entre las más hermosas de la liturgia.
El Papa sumerge los Agnus Dei en el agua que ha bendecido y en la que ha vertido bálsamo y santo crisma.
Esta ceremonia es llamada «el bautismo de los Corderos«.
6. Los Agnus Dei pueden ser usados como se llevan normalmente las medallas bendecidas.
Son sacramentales.
Si son llevados con devoción, en recuerdo del bautismo y del compromiso de vida santa que debemos llevar, pueden obtener gracias e incluso favores extraordinarios.
Se pueden colgar en las paredes de la casa, como señal de bendición.
Como son sacramentales, y por tanto en virtud de las oraciones de la Iglesia, protegen contra «los peligros de las enfermedades contagiosas, los peligros del mar, los rayos, los incendios, las inundaciones y proporcionan a las madres un parto feliz».
7. Sin embargo, debemos evitar atribuirles poderes mágicos para no caer en la superstición, cometiendo un pecado.
Entonces, en lugar de recibir bendiciones, se abre sin querer la puerta de nuestro adversario común que, cuando viene, «no viene sino para robar, matar y destruir.» (Jn 10,10).
Te bendigo, te deseo lo mejor y te recuerdo en la oración.
Padre Angelo