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Pregunta

Querido Padre Angelo,

Últimamente me hago esta pregunta muy seguido: si un hijo es un regalo de Dios, ¿entonces sería como si Dios, en algún modo, también contribuyera a tener hijos ilícitamente?

Por ejemplo: nacen niños en parejas no casadas que conviven solamente, o incluso en parejas de personas divorciadas.

Me pregunto: ¿cómo se puede considerar a esos niños un regalo de Dios? ¿Contribuye el Señor a su unión ilícita?

¡Porque es Dios quien pone el alma en esos cuerpecitos! ¿Y por qué hay parejas cristianas que rezan para ser padres y no reciben el regalo de un hijo?

¡¿Así que no podemos considerar a un niño un regalo?! ¿Me podría explicar ésto, que me ha estado afligiendo últimamente?

Gracias.

Dios le bendiga siempre.


Respuesta del sacerdote

Querida,

1. desafortunadamente nosotros obligamos a Dios a cumplir tantas malas acciones.

Si uno decide cometer adulterio y Dios no lo fulmina en el acto, ¿se puede decir que Dios coopera en el adulterio porque le sigue dando la existencia?

Obviamente no.

Lo mismo ocurre con los que deciden robar, matar y también con quienes realizan actos de intimidad sexual fuera del proyecto de Dios.

2. Aunque nuestra manera de expresarlo es como haz dicho tu «Dios pone el alma en esos cuerpecitos», en realidad no existe primero un cuerpo en el que luego se infunde el alma.

Sino que en el mismo instante de la concepción tiene lugar la infusión del alma.

Esta es la ley de la naturaleza por la cual, de alguna manera, Dios se ve obligado a crear un alma.

No puede haber un cuerpo vivo ni siquiera por un instante sin que haya un alma que lo haga vivir.

3. Dios nos ha donado la libertad y es siempre respetuoso de nuestra libertad, más aún, la apoya incluso cuando decidimos realizar acciones que no son conformes a su voluntad.

Si Dios permite todo esto, ciertamente es para servir a un bien mayor.

Por el momento no nos queda claro cuál es ese bien mayor que prepara el Señor.

Pero cuando estemos en el cielo, también nosotros cantaremos eternamente con todos los habitantes del paraíso: » tus juicios son verdaderos y justos» (Ap 16, 7).

4. El niño es siempre un don de Dios porque es Dios, sólo Dios, quien le da la existencia y lo mantiene en la existencia minuto a minuto.

Como nos recuerda Santo Tomás, los padres son la causa del devenir de sus hijos, pero sólo Dios es la causa de su existencia.

5. Es cierto lo que dices al final: hay muchas parejas que desean obtener este don de Dios y no lo reciben.

¿Debemos pensar que Dios no quiere darles este don?

Obviamente no. En cambio, debe reconocerse que por parte de la pareja o de uno de los dos existen indisposiciones fisiológicas a la fertilidad.

6. ¿Por qué entonces Dios no realiza el milagro?

Claro, podría. No se excluye que en algunos casos lo haga.

Pero normalmente no sucede. ¿Por qué?

Quizá Dios quiera que estas personas ejerzan otro tipo de paternidad: una paternidad adoptiva, o una paternidad espiritual.

Incluso puede ser que Dios quiera ahorrar cruces inefables a ciertas personas. No sabemos.

Aquí también, entenderemos todo en el paraíso y cantaremos lo que ya estamos llamados a cantar ahora: «¡Sí, Señor, Dios todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!» (Ap 16,7).

Te deseo lo mejor, te bendigo y te recuerdo en mis oraciones.

Padre Angelo